El mapa estaba en Razgrad
Inhóspito. En un pueblo perdido en el norte de Bulgaria, el Espanyol encontró el mapa para soñar con Europa y salir de la zona de descenso en LaLiga. Al segundo partido de Machín, el equipo se mostró confiado ante el poderoso Ludogorets, intimidante líder de grupo hasta esta noche con ocho goles y dos victorias en dos partidos. El sistema del soriano neutralizó esa pegada. El Espanyol encontró seguridad y llegada al área rival. Los pericos juegan en largo y presionan, pero también pueden encontrar a jugones como Melendo, que recuperó su varita. La victoria mantiene al equipo blanquiazul con su idilio europeo (24 partidos sin perder) y refuerza el plan del nuevo entrenador.
Bipolaridad. La calma con la que Machín afronta las conferencias de prensa se torna en tormenta en el banquillo. El técnico soriano no para quieto ni un segundo, ya sea para reclamarle a Lluís que no pierda balones, a Diego López que busque la cabeza de Iturraspe o a Corchia que se mantenga siempre abierto. Todo tiene una intención en el conjunto perico, que juega con un mapa claro y simple, pero efectivo. Una prueba de que el fútbol es saber lo que se hace e ir a por todas, sin miedos. Ese mapa que reclamaban los jugadores en la anterior etapa.
Pacifismo. El coqueto y moderno Ludogorets Arena es una balsa de aceite, lejos de la imagen que se tiene estos días de un fútbol búlgaro salpicado por la polémica del racismo después del Bulgaria-Inglaterra de hace una semana. Los aficionados mostraron un mosaico blanco y verde e incluso hicieron la ola con 0-1 en el marcador. Animaron tímidamente y poco protestaron, acostumbrados a ganar en la liga doméstica y a vivir con entusiasmo los partidos europeos. En los aledaños, corría la cerveza y también la simpatía.
El valor del grupo. La plantilla que camina con paso firme y que este jueves sumó a nuevos integrantes. Bernardo entiende como nadie el sistema de Machín, Dídac cumplió de central incluso Javi López de improvisado lateral derecho. Y Campuzano siguió demostrando que es un delantero a tener en cuenta, por delante incluso de Wu Lei, difícil de encajar en este dibujo. Iturraspe volvió a jugar dos meses después y todo fueron alegrías en un Espanyol que recupera la sonrisa en la nostálgica Bulgaria.