Grandes nombres y una leyenda en el banquillo
Un conjunto turco sin turcos. En las dos primeras jornadas de la Champions, Fatih Terim alineó un equipo en el que los once titulares eran futbolistas extranjeros. Y no es que el nivel del fútbol turco sea bajo: su selección está prácticamente clasificada para la próxima Eurocopa y el Besiktas ha logrado buenos resultados apostando por jugadores nacionales. Sin embargo, es cierto que en la liga local impera el desorden, y que la pasión desmedida con la que se viven los encuentros puede llevar al caos táctico. Por ello, el Galatasaray ha buscado incorporar a jugadores con oficio y experiencia en campeonatos con más rigor estratégico. A los turcos se los guarda para su campeonato (este fin de semana, en la victoria 3-2 ante el Sivasspor, empezaron el partido cuatro: Bayram, Ozbayrakli, Tasdemir y Emre Mor, y en Europa desaparecen.
El entrenador es el líder espiritual. En un equipo con tan pocos jugadores con arraigo e identificación, es Fatih Terim quien conecta con la grada y ejerce de alma y símbolo. En el año 2000 se convirtió en el primer entrenador turco en ganar un título europeo cuando el Galatasaray derrotó al Arsenal en la final de la UEFA, y en 2008 alcanzó las semifinales de la Eurocopa con la selección. Esta es ya su cuarta etapa en el club que lo lanzó a la fama internacional y su regreso ha servido para recuperar el dominio en una liga que empezaba a tiranizar el Besiktas. Terim no sólo fue un precursor levantando trofeos continentales: también fue pionero entre los técnicos de su país dirigiendo en campeonatos de prestigio como el italiano. Llegó a entrenar a la Fiorentina y al Milán a principios de siglo.
La versión europea refuerza la medular. En el campeonato doméstico es habitual que Belhanda juegue en la media punta y enlace con un ataque formado por dos extremos y un delantero. En Europa, Terim suele tirar al marroquí hacia un costado y conforma un trío más físico en el medio. Ante el PSG, Nzonzi, Seri y Donk formaron esa barrera de contención. Pese a la llegada de futbolistas mediáticos en esta parcela, ninguno ha logrado hacer olvidar a Fernando, el brasileño al que Monchi ha llevado al Sevilla y que ejercía de pieza clave en el centro del campo del campeón turco.