Sergio Ramos respalda a Zidane
A Sergio le sugieren la posibilidad de que vuelva Mourinho y dice lagarto, lagarto. No me extraña, porque a mí me pasa igual y eso que no he tenido que aguantarle directamente. Pero el fantasma sobrevuela en cada momento crítico del Madrid, porque Florentino no le olvida, y el club está viviendo frecuentes momentos críticos. Encima, ahora está libre y aunque se ha manifestado educadamente sobre la posibilidad de ocupar la silla de Zidane, el run-rún existe y no lo apaga el único que podría apagarlo, Florentino. Se diría que prefiere tener a Zidane en la sartén. Y así llegamos a un partido tétrico, la visita al Galatasaray.
Tétrico porque el Madrid llega con un solo punto, no por la categoría del Galatasaray, muy renovado y que no arranca. Tiene muchos jugadores de edad con los que el veteranísimo Fatih Terim no consigue poner en pie el equipo que proyecta. Pero hay miedo porque al Madrid una derrota le despeñaría y porque todo lo turco nos nubla el ánimo. Desde que Solimán llegó a las puertas de Viena, El Turco despierta temores telúricos que ni siquiera llegó a curar Lepanto, “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”, según dejó escrito Cervantes en la introducción de su más inmortal obra.
Hay morbo, desde luego. Si Fatih Terim no da con la tecla, Zidane tampoco. Florentino le contrató bajo promesa de tener vara alta, pero pronto se le olvidó. No pudo traer a Pogba y casi parece que en el empeño por hacerlo necesario vació de hombres válidos el medio campo, que ahora se resiente de eso. Mientras, Bale le falla una vez más. De nuevo una lesión misteriosa, sin parte oficial, porque eso es tabú en el club. A cambio, el Madrid tiene liderazgo atrás, con Sergio Ramos, y delante, con un Benzema no sólo mejor, sino responsabilizadísimo. Y el quite de Casemiro en la media. En condiciones normales, con eso y poco más debería bastar.