A medio partido, medio resultado
A medio partido, medio resultado. El Madrid salió relajado en extremo y corrió riesgo serio de despeñarse en la Champions. Los buenos propósitos, la presión, el repliegue armónico, la atención defensiva, que dieron como fruto tres partidos sin gol en contra, se esfumaron. Con esos tres exámenes dieron ya por aprobado todo el curso. El Madrid no presionó, permitió a los belgas lanzar en largo y las dos liebres que dejaron arriba, Tau y Dennis, disfrutaron de balón y espacio para sus correrías. Eso dio lugar a dos goles del segundo de ellos, el primero peleándose con el balón, el segundo tras tropezar.
Dos goles raros, el primero de ellos con larga espera al VAR, pero que reflejaban en justicia lo que pasó en el primer tiempo. Un equipo con un plan, interés y acierto, y el otro pasando la tarde. La perspectiva era catastrófica. La reflexión del descanso lo arregló a medias, porque al menos se llegó al empate. Primero Sergio Ramos, culminando el arreón de quince minutos que asustó al Brujas. Luego, tras un periodo en el que los belgas respiraron, Casemiro, al rematar una falta que le había costado la segunda tarjeta al capitán forastero, Vormer, tan merecida como la anterior. La decepción fue que contra diez no se consumara la remontada.
De nuevo el ataque fue Benzema y lo que empujaban los de atrás. Hazard fue otra vez nada entre dos platos. Lucas jugó sólo la primera parte, donde falto de apoyo perdió algunos balones y la gente la tomó con él. Le sustituyó Vinicius, que a la derecha es menos. El relevo debió ser por Hazard, pero Zidane prefirió respetarle, pese a ser un cero a la izquierda. El partido dejó también la anécdota del cambio al descanso de Courtois, muy pitado. Se alegó dolencia gástrica. Areola frenó el 1-3 achicando un remate que hubiera rematado al Madrid. En suma, en el Bernabéu se rozó la catástrofe, aunque se evitó por los pelos. Y seguimos esperando que Hazard se espabile.