MotoE: el futuro va despacio

Los motores de combustión están condenados a la extinción. La Cumbre del Clima de París fechó el candado para 2050. Para ello, en España se dejarán de matricular vehículos de gasolina o diésel en 2040, aunque algunas fuentes proponen adelantarlo a 2035 para cumplir satisfactoriamente con el plazo. Las competiciones de motor también se están adaptando a esa revolución. La Fórmula E cumple este año su quinta edición con algún avance importante, como que ya no hay que cambiar de coche durante la carrera, porque la autonomía es mayor. La MotoE ha tardado más en arrancar. Con la astucia que le caracteriza, Carmelo Ezpeleta no ha dejado que esta disciplina se escape de sus redes, como sí le ocurrió a la Fórmula 1, y lo ha organizado paralelamente al resto de sus categorías mundiales.

El estreno fue accidentado, porque en marzo se incendiaron todas las motos mientras se recargaban en Jerez y hubo que retrasar el calendario. Este viernes, en Austria, Niki Tuuli tuvo un susto similar. La Copa del Mundo empezó en julio en Alemania con un buen tono general, aunque aún necesita una larga evolución. Además de la rareza que supone la falta de ruido en un circuito, el peso de las monturas, que alcanza los 260 kilos, cien más que una de MotoGP, crea problemas como el gasto excesivo del neumático trasero o que son proyectiles rotundos en caso de salidas. La duración de la batería es otra gran laguna. Estas trabas se irán resolviendo poco a poco, por ejemplo con el grafeno, que tardaría más en descargarse, aliviaría el peso y tendría menos riesgo de explosión. El futuro eléctrico va despacio. Pero pisa firme.