Le llaman Pogba, pero el debate es el modelo

En la casilla de salida. Han pasado cinco meses desde el retorno de Zidane al Real Madrid y la sensación es la de una vuelta a la casilla de salida. En mayo, Florentino Pérez reconoció en 'El Transistor': "Se ha visto que no se ha arreglado nada con los cambios de entrenador". 300 millones después, tan preocupante como las malas sensaciones futbolísticas, es la falta de claridad en el modelo. Y ese es el quid de la cuestión. Si la política deportiva del club y la visión del técnico no concuerdan, mal asunto, y estamos a una derrota de que se empiece a hablar del turrón de Zidane. Se contamina tanto el mensaje que ya no se sabe si la permanencia de Bale y de James es una afrenta para el entrenador o si la reiterada apuesta del francés por Lucas Vázquez, Isco, Keylor, Nacho y los que ganaron las Champions, con la consiguiente pérdida de protagonismo de Vinicius, Kubo y Rodrygo, es un mensaje al club.

El director deportivo. Aunque ya parece un debate superado dentro del Madrid, craso error, el club necesita como el comer un director deportivo, pero no para hacer los fichajes y las negociaciones, esa capacidad existe y es indiscutible, sino para lo que es más importante de esa función: tejer los hilos entre el entrenador y los jugadores, conocer las aristas de las relaciones humanas, los problemas de cada uno, afrontarlos en el día a día, mirar a los ojos y poder decir las verdades del barquero al capitán, a la estrella o al que se ha dejado el hambre competitiva colgada junto a su palmarés. Además, es vital trasladar un relato del verdadero modelo de club, función que no le corresponde a Zidane, por muy especial que sea su sonrisa.

Faltan dos centrocampistas. En el centro de todas las conversaciones internas está el fichaje de Pogba, apuesta total de Zizou que también ha deslizado el nombre de Koulibaly. En el club creen más en jugadores como Van de Beek o incluso Eriksen, pensando en el recambio de futuro de Modric. Zidane no se niega a nada como buen entrenador, pero dejó cristalinas sus prioridades para que nadie se lleve a engaño. Aunque puede ocurrir, porque el Madrid está hecho de otra pasta, el modelo no puede circunscribirse a ganar la Champions, sobre todo cuando ya no está Cristiano Ronaldo para poner los goles, contagiar el hambre y para sugestionar a los rivales…