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Griezmann fue lo mejor del ajedrez blaugrana

El Barça estrenó camiseta a cuadros en Japón. Llegó al partido con muchas menos horas de entrenamiento que de avión y perdió ante el Chelsea, como no podía ser menos, porque los londinenses están ya algo rodados. Todo sea a gloria de Rakuten, gran patrocinador del Barça, Piqué mediante. El partido forma parte de un triangular cuya tercera pata es el Vissel Kobe, el equipo de Iniesta, Villa y Samper, propiedad de la propia Rakuten. El fútbol de verano se ha ido trasladando insensiblemente de los viejos torneos, de enjundia casi paraoficial, a estos viajes fantasmales, en los que se cuela gato por liebre.

Lo digo porque el Barça compareció sin los de la Copa América, o sea, sin Messi, aparte de Arthur, Arturo Vidal y Luis Suárez. De modo que Griezmann debutó con Dembélé a un lado (más despistado que nunca), el desconocido Collado al otro y Riqui Puig detrás. Y estuvo bien, por cierto. Se movió, se mostró, distribuyó, creó... Fue lo más consistente en un Barça que salió repleto de gente de La Masia, mezclando veteranos y noveles. El equipo cambió en la segunda mitad, en la que participó Rakitic, que alivió el 2-0 que parecía definitivo con un golazo al final. He aquí un sospechoso que se reivindica.

Un día pintiparado para estrenar los cuadros en la camiseta, que escandalizaron tanto a los clásicos como para desempolvar los estatutos fundacionales, donde se fijan las rayas verticales rojas y azules. La cosa llegó al punto que alguien ideó justificar la cuadrícula como inspirada por ‘El Eixample’, el barrio del crecimiento de Barcelona tan bien contado por Mendoza en ‘La Ciudad de los Prodigios’. No hacía falta. Se hace con la idea de ingresar más, la misma por la que se jugó ayer ese partido. Veamos todo esto como una inocente farfolla que no menoscaba el rigor del fútbol cuando llega la hora de la verdad.