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Aquí no nada nadie

La desbandada de figuras amenaza con deteriorar el Mundial de natación, sujeto a un amplio frente de problemas. Aumenta la polvareda del caso Sun Yang. El nadador chino fue declarado ganador de la final de 200 metros, después de la descalificación del vencedor, el lituano Danas Rapsys, que tiene toda la pinta de ser el próximo emperador del medio fondo. Aunque su salida fue válida, se movió en la peana antes de lanzarse. Sun Yang, segundo, fue elevado a lo más alto del cajón, acompañado por el japonés Matsumoto, el ruso Malyutin y el británico Duncan Scott, empatados los dos últimos en el registro. Scott se negó a saludar y a fotografiarse con Sun Yang, secundando la acción de protesta del australiano Mack Horton, reprendido por la FINA. Ahora tendrá que reprender a Scott y a los próximos que protestarán.

Todo invita a pensar en la debilidad del máximo organismo de la natación. Después de su acción, Horton fue recibido entre ovaciones en el comedor de los nadadores. Parece que la FINA está más pendiente de hacer política y regalar privilegios que de hacer un trabajo eficaz contra el dopaje. No es su único punto débil. Este Mundial destaca por las numerosas bajas de última hora, estrellas que deciden no presentarse en las pruebas por las razones que sean. La suma de casos es tan preocupante que deja un Mundial afeitado.

Katie Ledecky, la mejor fondista de la historia, renunció a participar en la final de 1.500 y en la primera serie de 200 metros. Alegó enfermedad. Otras dos fenomenales nadadoras, la australiana McKeown y la canadiense Ruck, principales rivales de la sueca Sjostrom, tampoco se presentaron en la prueba, totalmente devaluada. Hosszu, campeona olímpica de 100 espalda, se ausentó de las semifinales de la prueba. Es la tónica de este campeonato, que pierde seriedad a chorros.