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Griezmann, Neymar y las cuatro torres de Bartomeu

El Barça galáctico. Cuesta entender cómo el presidente del Barça sería capaz de regatear los límites salariales y juntar en una misma plantilla a Messi, Suárez, Griezmann y Neymar, incluso metiendo en la operación a Coutinho y Dembélé. Lo que pasaría a la historia como la faraónica obra de Bartomeu sería fruto de un cúmulo de circunstancias, mucho más que el desenlace de una hoja de ruta planificada. El francés llegaría un año después del documental y con el desapego de la afición blaugrana. El complicadísimo regreso de Neymar ya viene con tirabuzón, tras su abrupta salida del club, la demanda interpuesta por el camino y el reguero de malos rollos entre el club y el jugador, con el elemento distorsionador de su padre. Le avala la complicidad de Messi. La afición reconoce al futbolista, pero teme al personaje. Sin embargo, la posibilidad de juntar a cuatro estrellas de este calibre vira todas las miradas hacia el Barça. Cuestión bien distinta es cuántos años tardaría el Barça en recuperarse de semejante endeudamiento. El planeta fútbol, en los tiempos modernos, sólo ha vivido la unión de una constelación de estrellas tan espectacular.

El sello de Florentino. Sólo en el apogeo del Madrid galáctico se juntaron cuatro iconos de semejante envergadura. Desde el despacho de Florentino Pérez en ACS se contemplan con nitidez las cuatro torres que se erigieron sobre la antigua Ciudad Deportiva del Madrid. El presidente blanco las llama "Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham", tendiendo un paralelismo ante la visión de su obra en su primera época al frente del club blanco. Tras la salida de Cristiano, el annus horribilis y la ilusión por la llegada de Hazard, sólo el fichaje de Mbappé podría mitigar el efecto del Barça galáctico y no parece que vaya a ser fácil sacarle este verano del PSG.

Ceballos habla en el campo. En el Madrid ya han empezado las ventas y, económicamente, no se le pueden poner pegas a las salidas de Llorente, Kovacic, Odegaard y Theo. La gran puesta en escena de Ceballos en la Eurocopa Sub-21 ha conseguido que el Madrid ya no contemple una salida sin posibilidad de repesca o recompra. Está claro que cuando se le da confianza es un futbolista descomunal, con un duende diferente. Zidane, sin embargo, no cree en él. Lo mejor es verle florecer junto a un entrenador que le considere su bandera y recoger los frutos. Cuando habla en el campo, el utrerano es un fuera de serie.