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La reconstrucción empieza por Hazard

Mientras Madrid empieza a esponjarse para recibir a los miles de hinchas del Liverpool y el Tottenham ante la final del Metropolitano, los ecos de la otra final, la de Bakú, resuenan por la calle. Los madridistas la vivieron con expectación, por la presencia de Hazard, a quien ya imaginamos vestido de blanco. Y cumplió largamente: le dio el gol a Pedro, transformó el penalti y luego marcó un gol más, hasta constituirse en el MVP del partido, con toda justicia. No es un top-3 del mundo, pero sí es de los que vienen inmediatamente después. Ya lo sabíamos, claro, pero esta final confirma su gran momento y eleva el optimismo ante su inminente llegada.

Jugador de ataque, por la izquierda o un poco más por dentro si hace falta, tiene las cosas buenas del mejor Isco (al que hace tiempo que no vemos) sólo que con mucha más velocidad y gol. Eso sí: tiene un temperamento artístico, como es su fútbol, y a los entrenadores les cuesta sujetarle en tareas tácticas. Zidane lo tiene que saber perfectamente y quizá sea cosa que le preocupe poco. Al fin y al cabo, el Madrid puede jugar muchos partidos al año con un jugador ‘liberado’, como siempre lo estuvo Cristiano. El problema era cuando Benzema y Bale se tomaban la misma licencia y seis sufrían haciendo mucho para que tres hicieran poco.

Eso ya no va a pasar, porque Bale se acabará yendo, aunque tenga que ser con agua caliente, y Benzema ha cambiado para muy bien su actitud. Por lo demás, Hazard es un chico de costumbres tranquilas fuera del campo y llega con 28 años, una edad digamos ya bastante sensata. Termina la temporada con 21 goles y 17 asistencias y el pleno en los premios individuales en la Premier. Una buena adquisición, aunque de un perfil algo más modesto de lo que otrora eran los fichajes de Florentino. En esa línea estaría Mbappé, y yo no desespero, quizá más por el recuerdo de aquellos viejos milagros que por la realidad actual.