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El VAR va bien, pero necesita rodaje

Este primer año de VAR, del que anteayer hicieron balance Velasco Carballo y Clos Gómez, ha dejado unas cuantas polémicas, pero mirado en perspectiva, creo que se puede dar el saldo por bueno. Aunque cada cual tiene su queja, es innegable que ha corregido decenas de errores que sin este mecanismo hubieran quedado reflejados en el marcador. No es la perfección, ni puede serlo, pero arregla cosas. Y, fuera de eso, hay unos índices digamos saludables para el fútbol: ha habido más penaltis, más rojas y menos protestas en esta temporada que en la anterior. Se ha castigado más lo gordo, y los jugadores van entendiendo que la protesta ya es inútil.

Claro, que aún necesita rodaje. Los árbitros de VAR, los que corrigen o ratifican al del campo, no siempre han estado a la altura. Es un oficio nuevo, en el que tendrán que perfeccionarse, y no me parece mal la idea, que ya apunta Velasco Carballo, de que sean exárbitros, preparados exprofeso para ello. Eso de que sean los propios compañeros los que se rectifiquen entre ellos no parece del todo apropiado. Algo puede condicionar. Porque lo que ha quedado menos claro de todo esto es el cuándo. ¿Cuándo debe comparecer el VAR? ¿Qué es, exactamente, un error claro y manifiesto para cada cual? Ahí es donde han surgido las disconformidades.

Yo lo considero difícil, viene a ser como jugar a las siete y media, que o te pasas o no llegas. Y hay escuelas distintas, significadas en Collina y en Rosetti, FIFA y UEFA, respectivamente. Collina fue el que lanzó aquello de ‘mínima intervención con máximo beneficio’, mientras que Rosetti teme menos las intervenciones. Un poco en el fondo está el ánimo de FIFA y UEFA de discutir por todo, un poco al estilo de Tebas y Rubiales. Pero es un debate a resolver, que está en la calle, y en el que me figuro que el tiempo acabará estableciendo qué es lo que más conviene. El VAR ha llegado para quedarse, pero aún está en rodaje. Sirve, pero habrá que mejorarlo.