Mercedes logró su cuarto doblete en cuatro grandes premios. Pleno. Valtteri Bottas contuvo a su compañero Lewis Hamilton en Bakú, igual que ocurrió en Melbourne en la carrera inaugural. En las otras dos, Bahréin y Shanghái, el resultado fue el contrario: Hamilton por delante de Bottas. Ese dominio, si alguien no lo remedia rápido, y ese alguien sólo puede estar en Ferrari, anuncia un paseo de la escudería alemana que puede conducir la temporada al sopor. Si acaso podremos vivir la emoción de una lucha fratricida entre ambos, como sucedió en 2016 con Nico Rosberg. Hay poca gente en el entorno de la Fórmula 1 que confíe en que el finlandés pueda resistir el acoso del pentacampeón del mundo, pero de momento ya le ha superado dos veces y va líder con un punto gracias a una vuelta rápida.

No creo que Hamilton esté tranquilo. En Australia no tuvo ninguna opción ante Bottas, y ayer se dejó para el final lo que no pudo rematar al principio, y en ambos casos fue batido por Valtteri. Mercedes, además, no ha dado aún órdenes de equipo para favorecer a uno o al otro, aunque en su seno no puedan disimular que las victorias de Lewis producen más alegría. Sólo Ferrari, donde sí se decantaron por Vettel en lugar de Leclerc en cuanto tuvieron la oportunidad, podría evitar este monótono pulso de Mercedes. En la pretemporada parecía tener el mejor coche, y en Bahréin nos mostró a un emergente Leclerc que llamaba a la puerta de los grandes. O bien el monoplaza no es suficientemente fiable, o bien sus pilotos no están a la altura. El caso es que Mercedes ya les ha comido mucho terreno. Y el tedio amenaza.