Ellas también arbitran
Cinco mujeres y cinco deportes: Elena Contreras (fútbol), Asun Langa (baloncesto), Leyre Fernández (balonmano), Raquel Santiago (rugby) y Gema Calderón (hockey). Todas ellas se han pasado a lo que, en broma, describen como “el lado oscuro”: el arbitraje. Un colectivo inundado de hombres, entre los que intentan hacerse un hueco y ganarse un respeto. Ayer nos contaron sus experiencias en As. Y nos desmontaron algunas percepciones erróneas. Uno es tendente a concluir que, por ser mujeres, reciben mayor hostilidad desde el público o más protestas de los jugadores. “No nos insultan más que a un hombre”, coinciden las cinco. Si acaso, su presencia como jueces causa cierta sorpresa inicial cuando arbitran partidos masculinos, pero lo achacan más a la falta de hábito de la grada que a las dudas sobre su capacidad.
Aún son pocas en proporción con los árbitros, pero la parte buena es que cada vez son más. Y esperan que de esa cantidad salga la calidad, y que cada vez ocupen puestos más altos en el escalafón. Ya ha habido ejemplos, como Alhambra Nievas, mejor árbitro mundial de rugby en 2016, tras pitar la final olímpica femenina de Río, igual que hizo Susana Rodríguez en voleibol. El baloncesto tiene a Esperanza Mendoza, tercera mujer en la ACB. Los referentes abren camino. El gran salto sería LaLiga. Y están convencidas de que, con tiempo, llegarán. Porque una cosa tienen clara: quieren pitar a hombres y a mujeres. La igualdad. Y si hay casos como la Liga Iberdrola de fútbol, donde todas son árbitras, debe entenderse sólo como un trampolín inicial, como un peaje que hay que conceder para que la mujer remonte tanto trecho arrebatado.