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Valverde, Alaphilippe, Van der Poel...

En la víspera de la clásica visité Google para rastrear información, pero en lugar de teclear Flecha Valona, escribí Flecha Valverde. Me traicionó el subconsciente. Alejandro la ha ganado tantas veces, cinco, que hasta podría haber dado nombre a la carrera. El año pasado, sin embargo, ya sucumbió aquí ante Julian Alaphilippe, que para muchos es una especie de Valverde en versión francesa, aunque otros aficionados le comparan más con Bettini o con Jalabert. Ambos volvían a ser favoritos este miércoles en la Flecha, pero esta vez Valverde no compareció en la lucha final: terminó undécimo. Alaphilippe batió a Jakob Fuglsang en el Muro de Huy, que es lo mismo que hubiera ocurrido el domingo en la Amstel Gold Race si Mathieu van der Poel no hubiera aparecido por detrás a 64,29 km/h para devorarlos a todos.

Van der Poel ha sido la gran sensación de la primavera, con cinco victorias en menos de un mes, pero no ha corrido esta Flecha Valona, ni el domingo estará en la Lieja-Bastoña-Lieja. Su equipo, el Corendon-Circus, no pertenece al World Tour y no ha recibido invitación. Mathieu no es un corredor al uso. Y no sólo por su estirpe ciclista, hijo de Adrie van der Poel y nieto de Raymond Poulidor. Su calendario va más allá de la carretera. De hecho, hasta ahora sus mejores resultados habían llegado en ciclocross, donde es doble campeón mundial. Y en breve competirá en mountain bike. El polivalente Van der Poel tiene 24 años. Alaphilippe, también ganador de la Milán-San Remo y la Strade Bianche, celebrará 27 en junio. Valverde cumple 39 este jueves. Y lo hará vestido de arcoíris. Es un ciclista eterno, sí, pero la edad, antes o después, también marca diferencias.