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Una actitud impresentable de Bale

Si es posible que una victoria sea desagradable, esta del Madrid en Orriols lo fue. Vale tres puntos igual, y más desagradable, claro, habrá sido la derrota para el Levante, que la sufrió. Pero a los locales les queda la satisfacción de haber hecho un buen partido, que no ganaron por dos disparos al palo, porque Bardhi regaló un penalti tonto y porque un linier imaginó otro. Todo junto les deja derrotados en un partido en el que llevaron la iniciativa y jugaron con brío. El público disfrutó con el juego y la raza de los suyos tanto como se enfadó con el Madrid, con el trío arbitral y con el VAR, ese fantasma que recorre nuestro fútbol.

Para el Madrid quedan los tres puntos, pero nada más. Jugó mal. Salieron los titulares, pero muchos de ellos con la cabeza puesta en los tres próximos partidos. Kroos estuvo mal, y lo mismo el triángulo Varane-Casemiro-Nacho. Este último fue expulsado, por dos amarillas en acción de juego, señal de lo mal que lo estaba pasando ante sus rivales. Lo mejor volvió a ser Vinicius, incesante en sus galopadas, en su creación de peligro, aunque todavía le falta afinar en el trance final de la jugada. La última puntada se le suele escapar, ya sea intento de pase o disparo a puerta, pero eso llegará. Compensa largamente por su insistencia en crear peligro.

Y volviendo a lo desagradable, lo peor fue Bale. Sin duda, le afecta que Vinicius le haya comido la tostada. Salió a partido muy avanzado, con mala cara, se apuntó a tirar el penalti (derecho de pernada del enchufado de Florentino), lo metió y en un gesto feísimo rechazó visiblemente las felicitaciones de sus compañeros. Era el 1-2, encaminaba al Madrid a ganar el partido, sus compañeros quisieron celebrarlo con él, como se suele, pero eligió hacerse el interesante. Una actitud impresentable que define muy bien lo poco que pinta este hombre en ese grupo. Ya sabemos que ni a las cenas en grupo va. Fue lo peor del partido.