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Messi aparca bien, como dijo Mendilibar

El Barça dispone de un comodín. Si el juego se le complica, lo saca y se acabó. En eso se resume el partido del Sánchez Pizjuán, fenomenal por otra parte. El Sevilla jugó un primer tiempo imponente, agobiando al Barça arriba y abajo, con un apoyo colectivo sin fisuras y acertando en las acciones de ataque. Un Sevilla imponente, respaldado por su entusiasta hinchada. Hay mucha diferencia entre el Sevilla que solemos ver en su campo y el que solemos ver fuera, parecen dos equipos distintos, pero eso es materia de otro análisis. Esta vez fue el Sevilla de casa, que durante medio partido abrumó al Barça y al final se quedó sin nada.

Pero es que el Barça tiene a Messi, ese tipo que, como dijo Mendilibar, ‘aparca bien’. Parece no estar, o estar vigilado, o estar en algún sitio en el que no ofrece peligro y de repente, con un movimiento sigiloso, se despega de dos marcadores y aparece justo donde no se le espera. Ayer mismo me encontré en un periódico antiguo una entrevista a Puskas cuando ganó su tercer  Pichichi: “Lo más difícil es llegar al sitio exacto para marcar”, decía. De eso dio una lección ayer Messi, surgiendo de la nada para marcar tres veces. Luego está, claro, su fenomenal golpeo. Dos goles de zurda muy distintos y uno de diestra, colocadísimo.

Después, como está a todo, le quedó tiempo para darle un gol a su amigo Luis Suárez, que lo estaba necesitando, porque ha atravesado una de esas sequías que a los goleadores se les tienen muy en cuenta. El sensacional partido de Messi, con pocas pero atinadísimas intervenciones, destruyó a un Sevilla que lo había trabajado a fondo. Para el Barça viene a ser casi un cierre a LaLiga y una forma de entrar con buen pie (y con un día descanso más, como se queja bien Solari) en la semana del doble Clásico. Visto lo visto, interesa mucho más el del miércoles, porque ahí sí queda chicha en juego. LaLiga la tiene el Madrid muy lejos ya.