No habrá castigo para Rusia. De momento. La Agencia Mundial Antidopaje comunicó este martes que mantiene en cumplimiento a la RUSADA, como ya había decidido el 20 de septiembre. Aquel perdón vino acompañado de unas condiciones que no se han ejecutado por completo, porque el Laboratorio de Moscú no entregó los datos de sus ordenadores antes del 31 de diciembre. La AMA logró recopilarlos después, a mediados de este mes, y ese gesto lo considera suficiente para no aplicar medidas drásticas. Eso sí, ha avisado de que si detecta manipulaciones durante esa prórroga, lo entenderá como una infracción “extremadamente grave”. La AMA ha dado prioridad a recabar más información para cazar a tramposos, con nombres y apellidos, que a sancionar al país. Por un puñado de días fuera de plazo era demasiada penitencia.

Con los datos en su poder, la AMA continuará con su hoja de ruta. Ahora tiene hasta el 30 de junio para investigar casos y reanalizar muestras. La Agencia descarta así las demandas de Estados Unidos y de otros 15 países, además de varias asociaciones de deportistas, que pedían la sanción fulminante de Rusia y su exclusión de Tokio 2020. Entre ellos no está España, simplemente porque nadie se acordó de invitar a la AEPSAD a unirse. A ese nivel ha llegado nuestra influencia internacional. Esa guerra, que es mucho más que deportiva, se está jugando también en el seno de la AMA. Su vicepresidenta, la noruega Linda Helleland, se alinea en el duro bando que lidera la USADA, y este martes volvió a discrepar de la decisión. Helleland ha presentado su candidatura a la presidencia. Si accede al cargo, habrá malos tiempos para Rusia.