Murray plantó cara al Big Three
Andy Murray anunció este viernes su despedida del tenis. Lo hizo en vísperas del Abierto de Australia, donde debutará ante el enrachado Roberto Bautista. No pudo contener las lágrimas. Su intención es poner el broche en Wimbledon, un grande que conquistó dos veces, pero ni siquiera sabe si el insoportable dolor de su maltrecha cadera le permitirá aguantar hasta entonces. Murray lleva cerca de dos años luchando por una recuperación que no llega. Sucumbió justo después de su temporada mágica de 2016, en la que ganó Wimbledon, tres Masters 1.000, el oro olímpico en Río y el Masters ATP, jugó las finales de Australia y Roland Garros y acabó número uno en un descarnado pulso con Djokovic. El serbio también pagó las consecuencias, aunque ha podido levantarse. Para el escocés significó el final de su carrera.
Murray integró aquel cuarteto que, en un juego de mercadotecnia, se llamó Big Four. En realidad nunca existió, porque Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic no luchan por dominar una época, sino por erigirse en los mejores de la historia. Si tomamos como referencia los últimos 15 años, el Big Three ha ganado 50 de los 60 grandes posibles. De los diez restantes, Murray cazó tres, tantos como Stan Wawrinka. El escocés jugaba un peldaño por debajo, pero su gran mérito fue precisamente ese, que fue capaz de rivalizar contra tres tenistas excepcionales que ya están entre los más grandes de siempre. Murray se va con tres títulos de Grand Slam (dos en Wimbledon y un US Open), con dos oros olímpicos, un Masters, una Davis, 41 semanas líder de la ATP... Y con el reconocimiento del público y de los rivales.