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El tren del Madrid atropella al VAR

Entre los árbitros hay un viejo dicho que los veteranos repiten a los jóvenes, generación tras generación: "No eres árbitro hasta que te atropella el tren del Madrid". Se traduce en que no eres árbitro de verdad hasta que no has tenido un fallo gordo en un partido del Madrid, a favor o en contra. Porque cuando eso ocurre todo se sacude, por el poder de amplificación que tienen sus cosas. Es como la primera cornada grave para los toreros que empiezan. De eso unos salen reforzados, otros se achican. Bueno, pues ya tenemos al VAR en esa circunstancia, atropellado por el tren del Madrid por ese penalti a Vinicius que se fue al limbo.

Fue penalti, desde luego. Se admite que no lo viese Munuera, porque el toque que da Vinicius al balón lo envía en la misma dirección en que lo hubiera palmeado Rulli, caso de llegar; pero, ¿y Melero? Tuvo que ver que era penalti, pero por su historial se le ve que es poco inclinado a intervenir desde el VAR y quizá se refugió en eso de que sólo hay que entrar en casos muy flagrantes, y este no le parecería para tanto. No fue el penalti de Guruceta, ni la mano de Henry, ni el gol fantasma de Lampard a Alemania en Sudáfrica. El de Vinicius es un penalti del que en otro tiempo no se hubiera hablado mucho, pero es que ahora hay VAR.

Hemos chocado con que el criterio no está claro. He visto al VAR entrar en cosas bastante menudas, y le he visto saltar cosas como el penalti del Athletic al Getafe o este de Rulli a Vinicius. Quizá haga falta un cuerpo específico de VAR, como reclama Iturralde. Quizá Velasco tenga que insistir más en el cómo y el cuándo. En todo caso, el Madrid no está el quinto por el penalti a Vinicius, sino por pecados propios. Y, con sus defectos y fallos, el VAR ha corregido 54 errores en lo que va de temporada. Yo era reacio, sé que no es perfecto, que falta criterio, pero veo ha traído una mejora. Y espero que sobreviva al atropello del tren del Madrid.