Courtois salva cuatro puntos en seis días

Estábamos en el descuento cuando Courtois rechazó dos remates a quemarropa del Rayo. Así salvó dos puntos, como ocurrió en Huesca. A los dos últimos equipos de la tabla les ha ganado el Madrid con angustia. Para eso está el portero, claro, pero vivir del portero no es propio de un superclub. Antes vivía de Cristiano, y no eran tan esenciales las intervenciones salvadoras del meta de turno. Pero Florentino está ahorrando para tunear el Bernabéu y con Cristiano se ahorró un salario jugoso. A cambio vino Mariano que, claro, no es lo mismo. Benzema hace lo que puede, está responsabilizado como nunca antes, pero hace falta más.

El partido lo jugaron dos equipos sin gol. El gol no lo puede poner el entrenador con sus fórmulas; esas sirven para dificultar el gol del rival, para tener el manejo de los partidos y hasta para llevarle el balón al o a los goleadores. Pero el gol se compra. Lo tienen los que lo tienen y constituye un don extraño. Algunos no han sido ni siquiera buenos futbolistas (otros sí, de los mejores) pero han tenido ese don para meterla dentro. Bale tiene algo de eso, pero está rompiendo en lisiado crónico. Benzema es más futbolista que goleador. En el Rayo el gol es cosa de Raúl de Tomás, pero es un cedido del Madrid y, claro, no les dejaron ponerlo.

Así que todo quedó en 1-0, al final de un encuentro aburrido que acabó irritando a los que aguantaron en el Bernabéu, que no fueron todos. Algunos se marcharon antes, aburridos, y hay que recordar que el primer mandamiento en la industria del espectáculo es no aburrir. Ahora llega el Mundialito, que hace poco yo veía como un consuelo para el Madrid, un título fácil ante equipos de espacios futbolísticos de mucho menos nivel que Europa. Pero después de verle penar en tres partidos seguidos contra el Huesca, el CSKA (eso fue peor que penar) y el Rayo, ya no sé qué pensar. Este Madrid ha perdido energía y no está para dar miedo a nadie.