La vida sin Mireia Belmonte

Jessica Vall vuelve a liderar al equipo español de natación, en ausencia de Mireia Belmonte. Lo hace desde este martes en los Mundiales de piscina corta de Hangzhou (China). La experiencia no es nueva para la bracista, ya la vivió tres veces antes y en todas ellas respondió con nota. Siempre sin entrar en comparaciones con Mireia, porque Mireia es incomparable. La primera vino en los Mundiales de Kazán 2015, donde unos problemas de hombro dejaron fuera a la badalonesa. En una Selección descabezada, Vall logró un increíble bronce. Aquel resultado ya giró la atención hacia Jessica, una deportista de evolución tardía, que prefirió terminar sus estudios de Biomedicina antes de volcarse con la natación. El pasado 22 de noviembre cumplió 30 años, una edad que para otras marca la jubilación. No para ella.

Hace un año, en los Europeos de piscina corta, volvió a verse al frente sin Mireia y regresó de Copenhague con un oro, un bronce y cuatro récords de España. Así se plantó en la actual temporada. La historia se repitió cuando Belmonte renunció a los Europeos de Glasgow. Otra vez Jessica Vall. Y otra vez medalla al zurrón: plata en los 200 braza, su prueba estelar. Aquellos campeonatos trajeron otra buena noticia: un bronce de Joan Lluís Pons en 400 estilos que inicialmente nos sorprendió, hasta que recordamos que Pons ya había sido finalista olímpico en Río 2016. Paralelamente, también seguimos a la espera de la eclosión de Hugo González. Hay vida sin Mireia Belmonte. Es una vida menos gloriosa, más incierta. Pero es lo que tenemos y no está tan mal. Mientras la reina regresa, hay delfines a su alrededor.