Modric rompe el duopolio Cristiano-Messi

Los diez años de duopolio por el Balón de Oro los ha roto Modric confirmando lo que anunció Manu Carreño en El Larguero hace dos semanas. El premio ensalza al modelo de jugador que activa el equipo desde el medio campo, con ciencia, técnica, constancia y brillantez. Él ha sido el agitador del juego del Madrid que estos años ha ganado cuatro de cinco Champions, entre ellas, la última, que es la que a estos efectos cuenta, y también el jefe de maniobra de esa Croacia finalista del Mundial, elevándola por encima de sus posibilidades de país pequeño, hasta auparla por encima del logro de la generación Boban-Suker.

Buen premio el de Modric, un niño de la guerra, que empezó a jugar entre escombros y persiguió ese cometa que es el fútbol hasta alcanzar el premio máximo. Confieso que no era mi primera opción. Yo voté a Griezmann y Mbappé por delante, le dejé para tercero, pero ahora que ha ganado me gusta que se reconozcan, más de lo que yo mismo hago, los méritos de los que mueven los hilos aunque estén más lejos del gol que otros. De algún modo este premio compensa a Iniesta y Xavi, que se quedaron sin él en 2010 quizá porque dividieron el voto. A Modric, esencia de ambos, le ha tocado ser el que rompiera el largo duelo Cristiano-Messi.

Cuando pasen los años, el nombre de Modric brillará en el palmarés del premio justamente por ser el que interrumpió la carrera de los dos genios. Ignoro si alguno de ellos (Cristiano ha sido segundo, Messi quinto) volverá a ganar, marcando el gol del desempate en su particular tanda de penaltis. Por ahí asoman Mbappé, Neymar, Hazard, Salah... De lo que no hay duda es de que el Balón de Oro, feliz iniciativa de L’Équipe-France Football en los lejanos cincuenta, cuando el fútbol se postulaba para recoser Europa en la posguerra, sigue limpiando, fijando y dando esplendor a este bonito juego que nos lleva a todos de cabeza.