Modric, el único legado que dejó Mourinho en el Real Madrid

Todavía recuerdo, como enviado especial del Diario AS a Londres, lo difícil que fue el fichaje de Modric para el Madrid. Un auténtico dolor de muelas. Daniel Levy, el CEO del Tottenham, ya se mostraba como un durísimo negociador y el traspaso se resolvió in extremis, en las últimas horas del mercado. Modric lo tenía claro. Se declaró en rebeldía. Forzó. Estaba dispuesto a todo para cumplir su sueño de jugar en el Madrid. Todo se resolvió con el pago de 30 millones de euros. Estamos hablando del verano de 2012. No hace tanto. Son seis años. Y ese precio se antoja ahora como una autentica ganga. Modric ha sido el motor incuestionable del Madrid durante todo este tiempo, uno de los principales artífices junto a Cristiano de las cuatro Copas de Europa conquistadas en cinco años que ya forman parte de la historia.

Es Modric, en realidad, el mejor, o mejor dicho, el único legado que dejó Mourinho en el Madrid. Lo demás fueron controversias, fricciones, división e inestabilidad. Malos modos, en definitiva. Pero fue Mourinho quien hizo caso a Mijatovic cuando este le recomendó un croata bajito que era media punta y que empezaba a jugar como mediocentro en la Premier League de la mano del Tottenham. Fue una apuesta arriesgada. Modric era casi un desconocido. Pero ya sabemos que fue una contratación feliz. Este menudo futbolista con aire a Cruyff ha sido importante dentro y fuera del campo, porque su peso en el vestuario es tan importante o casi como el que pueda tener Ramos. Felicidades Luka, este Balón de oro es un brillante colofón a tu trabajada carrera.