Una ventana abierta a la mujer
Este mes se celebran las tradicionales ventanas de noviembre en rugby y en fútbol. Desde hace un año, también en baloncesto. Y no sólo con las Selecciones masculinas, sino también con las femeninas. Este sábado coincidieron las dos categorías del rugby y las chicas del básquet. Voy a centrarme en estas últimas, que regresaban un mes y medio después de haberse colgado la medalla de bronce en su Mundial de Tenerife. El seleccionador, Lucas Mondelo, dejó fuera de la convocatoria a algunas de las habituales figuras, como Laia Palau, Alba Torrens y Anna Cruz, para dar paso al futuro, con seis jugadoras en edad sub-23. El nivel de las rivales permitía estos experimentos. España tenía que superar un mero trámite ante Holanda para sellar la clasificación matemática para el Eurobasket 2019, donde defenderá su reinado.
El deporte femenino está en progresión, eso es obvio. La justa reivindicación de un mayor espacio va calando en patrocinadores y en medios de comunicación. La visibilidad crece poco a poco, pero sin freno. Este auge también abre un debate que no se debe eludir. Hay que aprovechar la tendencia y los apoyos actuales para consolidar un producto que genere espectáculo por sí mismo y atraiga al espectador. Las ventanas están abiertas para que la mujer vuele sola. Y lo hará. Aunque un Holanda-España de básquet no parece precisamente la mejor fórmula para crear afición: recordemos que la ida acabó 92-26. Sí lo fue Tenerife, con audiencias muy dignas. Aún no se explica por qué TVE no puso ningún partido en La1. Y si quieren otra prueba: vean hoy el Barcelona-Atlético de fútbol. Abónense al deporte femenino.