Un lujo de Benzema orientó el partido
No hay duda, ha cambiado el clima en el Madrid. Salió bien el Viktoria, atrevido, apretando, quizá en la idea de que el Madrid era todavía un grupo convaleciente. En su tercer arreón, un despeje de Nacho se estrelló en el larguero de Courtois. Volví a pensar en cómo ha cambiado la racha, en que con Lopetegui era el Madrid el que tiraba al palo, y ahora son sus palos los que repelen balones venenosos. El fútbol va de muchas cosas, a veces también de eso. O de que Aytekin, aquel del Barça-PSG, no vea un codazo como el de Sergio Ramos a Havel, que le partió la nariz. Una valentonada de la que pudo y debió salir expulsado.
Pero, vencidos esos dos recodos del partido, el Madrid lo encauzó con un jugadón precioso de Benzema. Una belleza de gol, entrando en el área con una diagonal por la zona que mejor le va, el antes llamado ‘callejón del diez’, con amagos y regates que le fueron despejando el camino hasta rematar entre las piernas de Hruska. Un gol sensacional que le cayó como un mazazo al Viktoria, que había salido bien y se encontró de golpe por detrás en el marcador por culpa de una jugada soberbia, indefendible. Y ahí se le hizo la noche. Al descanso había encajado tres goles más, uno de ellos de Benzema, los otros de Casemiro y Bale.
Luego, coser y cantar. Un gol más, éste de Kroos, y hasta un tiro al larguero de Bale, para que no se diga. Ya son tres partidos con Solari, uno de Copa, otro de LaLiga, otro de Champions. Digamos que de importancia creciente. Tres victorias, 11 goles a favor, ninguno en contra. El juego aún no enamora, pero ha sido como cambiar el dado y que empiecen a salir los números. Asoma Vinicius, con su alegre alboroto en los tramos finales, Reguilón se confirma como un jugador de futuro y de repente parece que todavía todo es posible. La interinidad de Solari tiene plazo improrrogable a partir del partido de Vigo. Ahora se haría raro cambiarle.