Martín, el triunfo de la constancia

Resulta evidente que alcanzar la excelencia que supone ser campeón mundial de motociclismo nunca es sencillo. Sin embargo, hay títulos envueltos en una serie de circunstancias que diría les otorgan un valor añadido que merece reconocerse, como el que acaba de conseguir Jorge Martín en Moto3. El suyo es el triunfo de la constancia, lleva superando desde crío todos los inconvenientes que le han ido saliendo al paso con el único objetivo de llegar a donde ahora se encuentra, en la cima del deporte que le apasiona. Porque sólo así, con pasión y esfuerzo, se puede combatir el desánimo de las dificultades. Incluso este año nada ha sido fácil para él, ser indiscutiblemente el más rápido en pista de su categoría parecía por momentos insuficiente para darle siquiera un poco de tranquilidad ante su desafío.

La emoción de Martín ya campeón ha sido tan emocionante como justificada. Su vida y la de su familia condicionadas por la persecución de un sueño, desde el convencimiento de que el talento debería ser un aval solvente para el éxito. Hubo momentos que se asomó al abismo del desastre, pero jamás se rindió. Hoy todo eso es pasado, una historia que ha forjado el carácter de un luchador que, a los 20 años, puede seguir dando pasos al frente con mayor tranquilidad, con más confianza. Ya nadie cuestionará su potencial, no tendrá que seguir demostrado día a día que ha nacido para ser el más rápido sobre una moto. Por eso es un título tan especial, tan merecido y que tanto debemos celebrar. Uno más para España, esta vez para un madrileño. Van ya 50… y los que vendrán, sin duda. Enhorabuena, campeón.