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Solari se enfrenta al ‘desafío Vinicius’

Las goleadas son terapéuticas, y el Madrid consiguió ayer una. Bien es cierto que fue en Melilla ante un Segunda B, pero es una goleada (para mí la barrera son los cuatro, no me gusta leer o escuchar goleada con el 3-0) y bien le viene al Madrid, con vistas a lo que venga. Solari dejó a algunos principales en casa y llevó a Vinicius, que no marcó pero dio buena medida. Su acción en el 0-2, una jugada muy suya, culminada por Asensio, marcó el signo del partido. El Melilla se marchó al descanso machacado por ese gol, virtualmente eliminado. Luego, Vinicius apareció, con una brujería previa, en el tercer gol. Estuvo bien.

El aire desenvuelto de Vinicius y su capacidad intrigante para hacer cosas no catalogadas fue quizá lo más notorio de un partido plácido, en el que el Melilla fue a menos. Los equipos mejores lo son en todo, también en fuerza, fondo y espíritu, y más en esto último si, como suele ocurrir, el marcador se pone de su lado. El Melilla apretó media hora, aunque sin apenas rematar, y luego le fue pesando el partido, hasta acabar con una derrota fuerte. En cada tiempo, un gol muy al final, cuando ya les faltaba el aire y confiaban en el pitido liberador para ir al vestuario. Al revés que el Melilla, el Madrid apretaba en esos instantes. Por eso goleó.

Pero vuelvo a Vinicius, que nos ocupará estos días. ¿Está para titular? Tiene cosas que otros no tienen, lo que no se sabe es si en Primera las puede lucir igual. No es igual LaLiga que Brasil, donde juegan aquellos que son tan jóvenes como para no haber ido a Europa, o tan mayores como para haber regresado ya. Ni es lo mismo la Segunda B que la Primera. Pero en un equipo que está el noveno, desanimado, donde unos cuantos (bastantes) se sienten propietarios del puesto sin apuro ninguno por defenderlo en los partidos, me gustaría ver a Vinicius con una larga oportunidad. Aunque sólo fuera para espabilar a Asensio y a Bale.