Rafa Nadal reaparece este miércoles en París-Bercy, en el último Masters 1.000 de la temporada, 54 días después de su retirada por lesión ante Del Potro en las semifinales del US Open. En este periodo de inactividad se ha mantenido como número uno del mundo, si bien Novak Djokovic ha dado una voraz dentellada a su ventaja y ya tiene a tiro el trono de la ATP, del que se bajó hace casi dos años: el 6 de noviembre de 2016. Tan sólo 215 puntos les separan. Un suspiro. Nadal  vuelve para defender en la pista su reinado, que en este torneo depende de que termine igual o por delante de su rival. Que no es poco, si analizamos los resultados que arrastra Nole desde julio: campeón de dos Grand Slams (Wimbledon y Estados Unidos) y de dos Masters (Cincinnati y Shanghái). En ese mismo tramo, Nadal se ha impuesto en Canadá.

Su actual condición física y el estado de su juego son una incógnita, incluso para el propio Nadal, aunque en sus declaraciones previas ha asegurado que tiene “buenas sensaciones”. Habrá que testarlo en competición. El objetivo de Rafa es defender el número uno con la raqueta en la mano, en una etapa de la temporada que tradicionalmente no se le ha dado bien. París es uno de los tres Masters 1.000 que no ha ganado, como tampoco brilla en su palmarés las ATP Finals, que es el único de los grandes trofeos que nunca ha levantado. El balear suele llegar bastante tocado a esta altura de la campaña. Su maltrecho tendón rotuliano le obligó este año a un descanso que, quién sabe, quizá hasta le sirva para afrontar más fresco este periodo que en ocasiones precedentes. A partir de esta fecha obtendremos las respuestas.