El baloncesto ya está en marcha
El baloncesto se pone en marcha. Este sábado se decidirá el primer título de la temporada en la final de la Supercopa ACB, en Santiago de Compostela. A continuación, a 2.280 kilómetros, España debutará en el Mundial femenino de Tenerife. Ya escribí en esta misma columna sobre el poco tino de los gestores del básquet al quitarse foco con la coincidencia de dos grandes eventos, pero no es necesario reincidir, porque eso ya no tiene remedio. Ahora lo que toca es disfrutar de este deporte, que ya no parará hasta junio. Hoy me quiero centrar más en el Mundial, por lo que tiene de carácter excepcional. España ha organizado dos veces el Campeonato masculino (1986 y 2014), pero nunca el femenino. Los grandes resultados de las mujeres, cuya Selección no se baja del podio desde 2013, merecían esta recompensa.
La gestación ha sido fatigosa. Hubo que lidiar con una crisis económica, paralela a una crisis interna de la FEB. Esta semana aún se estaban anunciando patrocinadores, y a primeros de mes todavía se firmaban contratos con entidades públicas. El esfuerzo ha llevado a una sede única de gran tradición, a una Tenerife volcada con el torneo. Deportivamente, la Selección ha hecho una preparación impoluta. Ha ganado todos los partidos, no sin sufrimiento. Japón, el primer rival, ha puesto tres veces a España contra las cuerdas. Estados Unidos se erige como favorita. En teoría, la anfitriona debería ser la segunda candidata, pero Australia, Canadá y Francia han desplazado todo su arsenal. Será un Mundial corto, pero intenso. Como dice el vicepresidente José Antonio Montero: “Alea jacta est”. La suerte está echada.