A Rossi le puede la soberbia
Márquez le tiende la mano a Rossi y el italiano rechaza la conciliación con el español. Poco más se puede decir. Un grandísimo campeón que no es capaz de digerir con deportividad su ocaso huye del gesto amistoso de quien se ha convertido en su sucesor natural, por mucho que a él le pese. Feo, muy feo el gesto de Valentino, con luz y taquígrafos, quedando en evidencia ante el mundo entero después de asegurar que no tiene ningún problema con Marc. Quizá se refería a que a él le va bien esta situación, que esa tensión añadida entre ambos es el único recurso que le queda para intentar doblegar a un rival que a día de hoy está muy por encima de su rendimiento. No es la primera vez que recurre a esta estrategia, ni desde luego será la última.
De poco le va a servir a Rossi porque Márquez también le está ganando la batalla que ha planteado fuera de la pista. Lo que ha ocurrido en la rueda de prensa del circuito de Misano es una muestra más de que la razón no asiste al italiano, que esa pataleta permanente sólo refrenda su fracaso en la búsqueda de recursos para volver a ganar. Mientras, el catalán sigue mostrándose tranquilo, sosegado y convencido de que sus argumentos admiten poca discusión. Que Valentino le siga negando el saludo, que mantenga abierta esa brecha que a nadie beneficia es síntoma de un cruce de caminos, el que sube la escalera de la gloria frente al que la baja. Una lástima, en todo, caso, ver a una leyenda haciendo el ridículo de esa manera no es plato de buen gusto para ningún aficionado a este deporte.