Un Atleti cargado de buenas noticias

El capitán del Atlético, Godín, levantó al cielo de Tallin una copa que entierra una vieja maldición: hasta ahora, siempre que se habían cruzado en Europa el Madrid y el Atlético habían salido ganadores los blancos. Así había venido siendo desde aquel lejano desempate en Zaragoza, en 1959, hasta la semifinal de 2017. Eso acabó ayer en este derbi jugado el día de la Virgen de la Paloma en tierra lejana y bonita, Tallin. Es un paso más en la escala de éxitos de este Atlético al que Simeone lleva con buena mano. Pero no es sólo él. El Atlético está viviendo en todo un tiempo esplendoroso, y este título lo ratifica.

Ganó el Atlético y además gustó. Presentó novedades, lució a Rodrigo y Lemar, que llevan botas de charol, tuvo en Diego Costa un héroe desde el segundo 49, cuando les robó la cartera a Sergio Ramos y Varane, hasta que se retiró en la prórroga, con dos goles e intervención decisiva en el cuarto. Fue un gran Atlético, con la única excepción, puede decirse, de Griezmann, que acusó la corta preparación, algo natural. Pero el resto estuvo bien, y también el Cholo, con los cambios, que le sirvieron para manejar el ritmo del partido en la mayoría de las fases. Tiene un largo banquillo y lo supo utilizar muy bien. Ofrece un aspecto formidable.

Enfrente, el Madrid era el mismo de Zidane, uno a uno, menos Cristiano. Se ha dicho mucho que sin Cristiano el equipo pierde goles y es verdad, pero también pierde rebeldía. Cristiano era el gran ambicioso del Madrid, el que arrastraba al resto. Ese papel lo hizo ayer Diego Costa en el Atlético, y nadie en el Madrid. Benzema y Bale son intermitentes y conformistas. Sergio Ramos anda corto de entrenamiento y le consumió su pelea con el de Lagarto. Este ha sido el primer partido ‘serio’ del Madrid sin Cristiano y lo que habrá que ver es el efecto que produce la derrota en la afición, que quedó dolida y sin ninguna tabla a la que agarrarse.