La salida de Daniel Ricciardo de Red Bull para ocupar el puesto de Carlos Sainz en Renault deja al madrileño ante un futuro incierto en la Fórmula 1. Sería un desastre que se quedara sin volante y todo apunta a que no será así, aunque hay que saber cuál será su destino con dos probabilidades principales no exentas de ciertos riesgos. El proceso más lógico sobre el papel sería un cambio de fichas que propiciara su reincorporación al paraguas de la bebida energética, aunque hay quien asegura que Verstappen ha vetado tal posibilidad. Incluso en caso contrario, Red Bull afronta una etapa compleja con los nuevos motores Honda, poco tranquilizadora a la vista de los antecedentes del proveedor japonés. McLaren fracasó con ellos, así que me parecería un atrevimiento asegurar que en esta ocasión las cosas serán diferentes.

La alternativa que cobra más fuerza es para Sainz es incorporarse a McLaren, bien como compañero de Alonso o puede que como su sustituto si el asturiano decidiera abandonar los grandes premios. Y ya sabemos que la situación en Woking tampoco es como para tirar cohetes, se esperaba un resurgimiento con la etapa de Renault que no se ha producido, transmitiendo además una sensación de caos o impotencia que hace difícil pronosticar si ese esperado cambio llegará con la urgencia necesaria. Sinceramente, me cuesta adivinar cuál de las dos opciones es la más ventajosa para Sainz… o la menos mala, si preferimos ver el vaso medio vacío. Si tuviera que decantarme por una, diría que me despierta la curiosidad descubrir si Red Bull será capaz de meter en vereda a Honda y conseguir junto a ellos el monoplaza competitivo que se les atravesó a los de McLaren.