Pasada la ráfaga de presentaciones con más ruido que nueces, el Madrid ha vuelto a la calma chicha. La gente pregunta una y otra vez qué galáctico va a sustituir a Cristiano y la respuesta es ninguno. Neymar y Mbappé son inalcanzables para Florentino. Su reverencia por el Emir de Qatar le ha llevado a desmentir abruptamente cualquier noticia de negociación con ellos. Y otros no hay, salvo, claro, Messi, que no cuenta. A falta de eso, el aficionado espera al menos un gran goleador, o una figura de la zona de ataque y lo único que aparece por el horizonte es Courtois, excelente, pero que viene a resolver un problema que no existe.

Porque resulta que a Hazard, una de las figuras del Mundial, lo ponen demasiado caro: 200 millones. Un poco en el plan de la zorra y las uvas, el Madrid desliza ahora que Lopetegui prefiere apañarse con Isco y Asensio, que son de su gusto, como bien lo prueba que contara con ellos para la Selección. Y que también piensa tirar de Ceballos, que a Zidane no le gustaba. ¿Y un goleador? El Tottenham, que estrena estadio, no va a soltar a Kane. Ni se contempla. Lewandowski quiere venir, pero el Bayern está cerrado en banda y tiene contrato hasta 2021. Cavani se deja querer, pero también es PSG y eso para Florentino es nitroglicerina.

Así que hay desconcierto. Tan habituados a los veranos triunfales de Florentino, nadie se resigna a que no pase algo. Se llega a manejar el nombre del valencianista Rodrigo, también del gusto de Lopetegui, pero cada vez estamos más lejos del primer objetivo: paliar la salida de Cristiano. Con él se han marchado cincuenta goles y un reclamo publicitario descomunal. La idea de que Florentino permitió su salida porque tenía ya su plan para compensarlo (Neymar o Mbappé) cada vez se tambalea más. Aún queda verano, pero de momento Lopetegui hace planes para mejorar la firmeza defensiva. Nunca viene mal, pero eso no ilusiona.