España se apunta a la rítmica

Todos los podios olímpicos lucen igual en el medallero, pero no todos los deportes tienen el mismo pedigrí. El atletismo, la natación y la gimnasia  componen la aristocracia de los Juegos. Por equipos podríamos añadir el baloncesto. Dentro de estas disciplinas también existen ciertas jerarquías. En la gimnasia, la artística atesora una mayor distinción internacional. Nadia Comaneci, Vitaly Scherbo, Larisa Latynina y Lin Ning son algunos mitos de la historia olímpica. En España también hemos tenido ilustres abanderados de esta modalidad: principalmente Gervasio Deferr, con dos oros y una plata. Sin embargo, la mayoría de las licencias federativas no proceden de la artística, sino de la gimnasia rítmica, menos compleja y mucho más accesible para los niños en las instalaciones deportivas.

Esta semana se celebran los Campeonatos de Europa en Guadalajara y ya están todas las entradas agotadas. La rítmica gusta. Deportivamente, España vive un momento de transición, tras las retiradas de las integrantes del conjunto que logró la plata en Río 2016 y de Carolina Rodríguez, que se despidió con un diploma individual. Hay una nueva generación en crecimiento. Sus antecesoras no sólo alcanzaron brillantes resultados, también fueron mediáticas, llegaron al corazón del público y hasta protagonizaron un anuncio de Freixenet. Nos referimos a Alejandra Quereda, Lourdes Mohedano, Sandra Aguilar... En la cultura deportiva actual es importante poner cara a los éxitos. El presidente de la Federación, Jesús Carballo, bicampeón mundial, trabaja en ello. Tiene la experiencia del gimnasta. Y eso ayuda.