Hay que juntar a Thomas Muster, Ilie Nastase, Guillermo Vilas y Björn Borg para batir los títulos de Rafael Nadal en Montecarlo. Entre ellos cuatro sumaron doce, tres cada uno. El balear se ha alzado este domingo campeón por undécima vez. Ya no hay dedos en las manos para contarlos. Nadie ha ganado nunca un torneo en tantas ocasiones como Rafa. Y aún puede igualar esa cifra este mismo año en el Conde de Godó y en Roland Garros, donde cerró la decena en 2017. Sus números producen vértigo. Nadal ya no pelea contra los rivales (aquí no ha cedido un set), pelea contra sí mismo y contra la Historia. Al menos, dentro de la tierra, donde tiene más títulos que ningún otro: 54 por los 49 de Vilas. Aunque también fuera de ella, donde ostenta el récord de Masters 1.000 con 31, por 30 de Novak Djokovic y 27 de Roger Federer. Suma y suma. Siempre que acompañe la salud.

La salud, efectivamente, ha sido el freno en la carrera de Nadal. Desde el pasado octubre, en Shanghai, no había podido terminar un torneo. Un freno mayor que sus rivales, y eso que los ha tenido grandiosos: Federer, Djokovic, Murray… La rivalidad con el suizo continúa, incluso en la distancia. De hecho, Rafa ha igualado en Montecarlo un récord de Federer: jugar al menos una final de Masters 1.000 durante 14 temporadas consecutivas. También dirimen el número uno mundial, que sigue en poder de Nadal tras la victoria monegasca. Lo triste para el aficionado es no poder verles medirse en la pista. Federer, por segundo año consecutivo, rehúye a Nadal de la tierra. Lo que en 2017 se aceptó como un merecido descanso del viejo Roger, en este 2018 no se entiende tanto. El mejor tiene que serlo en todas las superficies.