Jon Rahm ya ha conquistado Madrid. Este domingo, incluso, podría conquistar también el torneo. Durante las tres jornadas disputadas, el vasco ha desatado pasiones en el Open de España. Más de 30.000 aficionados han visitado el Centro Nacional de Golf, cerca de 15.000 durante el soleado sábado. El último día se espera un desembarco mayor. Todos quieren seguir las evoluciones de Rahm, el nuevo ídolo del golf español, cuarto del mundo. El de Barrika está sorprendido, y admirado, por el torrente de cariño que está recibiendo. “Me aplauden hasta cuando pego una bola al agua. Eso es un poco raro”, dice entre risas. En el recorrido final podría rematar la faena con el triunfo: está a dos golpes de Paul Dunne. Sería un brillante broche. Pero pase lo que pase, ya ha ganado: “Sólo he visto tanta gente en un hoyo durante un major”.

Rahm ha hecho un gran esfuerzo para estar en el Open de España, cuatro días después de terminar cuarto en el Masters de Augusta. El vizcaíno reconoce que está agotado: el viaje, el cambio horario, la presión acumulada... Aun así, ha venido al torneo porque es un jugador agradecido. Jon estuvo becado por la Federación Española en la Residencia Blume, se formó en el mismo campo donde estos días busca la victoria. De eso han pasado ya seis años, cuando tenía 17. Esa misma RFEG le ayudó a encontrar una universidad en Estados Unidos: eligió Arizona State. Allí se convirtió en el mejor amateur del mundo, antes de pasar al golf profesional, donde ahora brilla. Rahm no olvida sus orígenes. Por gestos así, por su carisma y por su calidad, el público le adora. Un campeón. Haga este domingo lo que haga.