Cristiano y Gareth: la cara y la cruz del Madrid de Zidane

El Virus FIFA es un escaparate para redimir malas conciencias y para ratificar jerarquías. En el primer caso se encuentra Bale y en el segundo, Cristiano. El galés sólo se sintió en el papel de starring con la camiseta blanca en su primer curso. Con el peinado académico que llegó desde Cardiff protagonizó un gol para el recuerdo en Mestalla ante el Barça y otro en Lisboa que sirvió para poner un ladrillo más en el maravilloso muro de la Décima. Pero a partir de ahí cambió su look capilar y sus prestaciones en el campo. Empezó a ser un jugador errático, capaz de acciones individuales formidables y también de convertirse en un problema táctico por su indolencia defensiva en el 4-3-3. Pero luego Bale llegaba con Gales y emulaba la dicotomía del doctor Jekyll y míster Hyde. Con la camiseta de Gales hizo una Eurocopa portentosa en Francia y esta misma semana le vimos materializar un hat-trick en China. Seguro que hoy ante la Uruguay de Luis Suárez y Godín volverá a mostrar ese perfil brillante del que en el Bernabéu cada vez tenemos menos noticias.

Con Cristiano sucede todo lo contrario. Lleva nueve años dando gloria a la historia del club, pulverizando registros y acumulando tesoros individuales y colectivos. A un servidor le da pánico imaginar qué hubiera sido de mi Madrid en la era Messi si no llega a pasar por aquí el huracán de Madeira. Lo bueno de Cristiano es que le sienta igual de bien la piel del Madrid que la de Portugal. Hace dos años ayudó a su país a ganar una Eurocopa y ahora está a punto de alcanzar los 84 goles de Puskas con Hungría. The Best.