Griezmann e intereses comunes

Antoine Griezmann ha madurado mucho en los últimos meses. Los palos (justos e injustos) que ha recibido el delantero en España y en Francia, como los pitos en el Metropolitano o los ataques por la polémica foto donde aparecía disfrazado de jugador de baloncesto afroamericano, le han llevado a reflexionar sobre su estatus de estrella. Y el inmenso impacto mediático que conlleva. La cordura y la tranquilidad que mi compatriota ha mostrado en la entrevista publicada ayer en L’Équipe aparecen como una magnífica prueba de esta excelente evolución. Y tanto los responsables del Atleti y sus aficionados como los que mandan en la selección francesa y los seguidores de los bleus deben valorarlo de forma muy positiva. Todos pueden salir ganando si se cumple el deseo claramente expresado por Griezmann en lo que concierne a su calendario personal.

Quiere el jugador galo que su futuro esté arreglado antes del Mundial y eso demuestra que ha aprendido del pasado reciente. Hace dos años, la incertidumbre le molestó en la preparación y en los primeros encuentros de la Eurocopa celebrada en Francia. Y todo el mundo recuerda cómo sus dudas del mes de junio le quitaron después seis meses de buen fútbol. Es esencial que nuestro jugador más importante esté en las mejores condiciones desde el inicio del Mundial y que, a la vez, los atléticos puedan planificar la próxima temporada con todos los datos en la mano. Franceses y atléticos tenemos intereses comunes.