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La UEFA debe ser firme con el PSG

La nueva UEFA se juega una porción de su prestigio en la sanción que le imponga al PSG por los hechos del martes. Estamos asistiendo a un rebrote de la barbarie ultra en el que lo más desagradable y peligroso nos viene de Rusia, como bien vimos y sufrimos en la Eurocopa. Pero lo del PSG supone un paso atrás. Se trata de un club que se pretende de vanguardia, que aúna el eterno ‘glamour’ de París con la proyección de un país joven, Qatar, a través del fútbol, cuyo Mundial de 2022 organizará. La reaparición en un espacio así de la vieja complicidad entre dirigentes del club y la barbarie mostrenca de los ultras del fondo es horrible.

Según Le Figaro, fuentes del gobierno francés piensan que al PSG se le han ido los ultras de las manos. Es una visión muy ingenua. No se les han ido de las manos, han ido literalmente de la mano. Se coaligaron en la imposible tarea de intimidar al Madrid. El club difundió un vídeo previo de los ultras con sus jugadores y en el campo ardió cualquier cantidad de bengalas. A veces ocurre que dos o tres majaras puedan colar otras tantas bengalas, burlando la vigilancia. Un descuido que se debe multar. Pero el martes ardieron al menos doscientas, cien en cada tiempo. Hubo de pararse el partido dos veces para que se despejara el humo.

El propio emir de Qatar, que estuvo en el partido, asistió a aquella especie de falla bufa. Su emirato está haciendo una colosal inversión en el PSG para mejorar su imagen internacional a través del fútbol, lo mismo que pretende con el Mundial. Caer en la Champions, otra vez en octavos, es un contratiempo para sus planes, pero mucho menor que la imagen ofrecida de club gamberro, ladrador y poco mordedor, club de ultras visibles y futbolistas invisibles. Por el bien de Qatar, de París y de todo el fútbol conviene explicarle al PSG que esto no se puede hacer. Y la mejor manera de hacerlo es una sanción proporcionada con los hechos, no una multita.