Nadie corrió más rápido que Husillos
Los 400 metros de los Mundiales indoor de atletismo me pillaron en una reunión familiar, bien acompañado. Frente al televisor, que encendimos para la ocasión, pasamos rápidamente de la euforia y el alboroto, al bajón y las maldiciones, y, por último, a la indignación más absoluta. Por más que veíamos repetidas las imágenes de la supuesta infracción de Óscar Husillos, no conseguíamos detectar en qué momento pisó la raya: “Pues como no sea con el pie izquierdo por muy poco, o quizá con el talón, aunque tampoco lo parece”. El mismo debate se produjo en las redes sociales. Hoy la vida se narra en directo, con poco tiempo para la reflexión y el análisis. Hasta que pasaron un par de horas no conocimos las verdaderas imágenes de la infracción, diferentes a las que se habían propagado como la pólvora. La pisada fue clara.
Por eso nos habían creado tanto desconcierto como la descalificación unas declaraciones de Raúl Chapado, el presidente de la RFEA, en las que admitía una invasión “milimétrica” e “inapreciable”. En estos Mundiales están examinando las carreras con lupa: el día anterior eliminaron a una serie entera de 400, algo inaudito. Y este mismo sábado, Saúl Ordóñez permutó del bronce a la plata y de la plata al bronce en los 800. No sabemos si tanto rigor es bueno para el atletismo o produce más descrédito. Se supone que los jueces, además de aplicar el reglamento, deben impartir justicia. El propio Pavel Maslak, que heredó el oro tras haber entrado tercero, reconoció que “Husillos y Santos fueron más rápidos”. Con eso debemos quedarnos. No le devolverán el oro, pero Husillos fue el mejor. Y no por milímetros. Nadie corrió como él.