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Javier Fernández es Superjavi: irrepetible y eterno

España se ha tirado 26 años con dos únicas medallas olímpicas de invierno: las conquistadas por los Fernández Ochoa, Paco y Blanca, en esquí alpino. Y ahora, en sólo dos días, se han sumado otras dos en Pyeongchang. Dos bronces: Regino Hernández, el jueves en snowboardcross, y Javier Fernández, este sábado en patinaje artístico sobre hielo. Hernández y Fernández, como en los cómics de Tintín. No estamos acostumbrados. Las dos entraban en los pronósticos, que apuntaban a cuatro bazas objetivas. Se han cumplido la mitad. Aún nos frotamos los ojos. Porque una cosa es tener posibilidades de podio, y otra muy distinta es rematar la faena. Javi lo sabe. Hace cuatro años, en Sochi, partía como gran aspirante y un error de cálculo le bajó del cajón. Hoy se volvió a embarullar, aunque esta vez sin consecuencias tan letales.

Javi Fernández era la opción más sólida. Con dos oros en Mundiales y seis en Europeos en su palmarés, sólo le faltaba una medalla en los Juegos para cerrar la trilogía. Pero nos tenía preocupados. En su última visita a As, en 2016, ya nos advirtió de que a Corea llegaría al límite. “La media de retirada de un patinador es a los 27 años… Y a mí ya me duelen algunas cosas”, nos dijo. El 15 de abril alcanzará esa edad. Era ahora o nunca. Y en esta ocasión no la dejó escapar. Incluso pudo colgarse la plata, que se esfumó por un suspiro. Su rostro inicial reflejó cierta decepción por ello. Como todo campeón, Javi es ambicioso. Es Superjavi. Rápidamente recuperó su sonrisa infinita. Javier Fernández debe estar orgulloso, porque ha triunfado en un deporte que prácticamente no existe en España. Es un pionero. Irrepetible y eterno.