La Copa Davis es compromiso
La Copa Davis tiene un sabor especial. Podemos comprobarlo en esa fotografía del equipo de España al completo, 19 personas enfundadas en un chándal rojo, celebrando al unísono la victoria con Albert Ramos. Una piña. Todos unidos por un mismo objetivo. En la Davis no sirve de mucho el ranking individual. Hay tenistas que se crecen, como este Cameron Norrie, el 114º de la ATP, de 22 años, que el viernes le remontó dos sets a Roberto Bautista y este domingo volvió a oponer seria resistencia. Feliciano López también ha dado lo mejor de su tenis siempre en esta competición. En el lado contrario, hay jugadores que se encogen en la Davis, porque no es lo mismo competir por tus propios intereses, que echarte a todo un país en la raqueta. No daré nombres, para no herir sensibilidades. Hoy es un día de fiesta.
La Davis también aporta el escenario. La grada juega. España llevaba cuatro años y medio sin competir como anfitriona. Y vaya si se notó en los resultados adversos, en la menor disposición de los tenistas, en la travesía por el desierto fuera del Grupo Mundial y hasta en los ingresos de la Federación. La RFET se ha embolsado 400.000 euros de Marbella. Los cuartos de final, ante Alemania, también tocan como locales. Suena Mallorca, la casa de Rafa Nadal, que no ha estado en esta eliminatoria, pero ya anticipó su voluntad de “ayudar” en otras. Los demás han venido todos, hasta un veterano como David Ferrer, sin condiciones. Sergi Bruguera ha tenido un buen estreno como capitán. Ha logrado el compromiso de los jugadores y ha hecho grupo. El viento sopla de momento a favor... Hacia la sexta Ensaladera.