El contrato de Cristiano Ronaldo con el Madrid se extiende hasta 2021, pero cada vez parece más difícil que llegue a su fin. Este verano ya dijo que quería irse de España, tras el berrinche con Hacienda. No le dimos mucho pábulo en ese momento, porque la salida de Cristiano no se arregla en un mes. Pero ahora, por el mismo camino, nos llega su insistencia en salir, esta vez con un destino ideal, el Manchester United. Fue el club en el que creció, hizo fama y ganó su primer Balón de Oro. Su primer amor adulto, si se puede decir así. Con Florentino no se entiende y creo que no hay remedio, porque no atiende a sus requerimientos.

Nunca se han llevado bien. Cristiano no fue fichaje de Florentino, sino que estaba hecho previamente, así que en su fuero interno no se lo apunta. La relación entre ellos siempre ha ido a tirones. Cristiano es mimoso y ha importunado frecuentemente al club con mejoras de contrato, siempre con un ojo puesto en las de Messi. A la larga, ha perdido la carrera. Messi y Neymar cobran más que él, y también Oscar y Lavezzi, ambos en China. Ha ganado los dos últimos Balones de Oro y no acepta verse quinto en la escala, y menos tras su apuro ante Hacienda. En su criterio, el Madrid debería compensarle esa cantidad largamente.

Encima, Florentino dejó caer el mismo día del Balón de Oro que le apetece fichar a Neymar. Según informó ayer El Larguero, el papel de Cristiano en la operación sería el de hacer de cheque con el que abaratar el precio del brasileño, al que implícitamente se otorga un mayor valor. Demasiado para Cristiano, consumido por sus pensamientos hasta el punto de haber bajado mucho su producción de goles, lo que tampoco le ayuda en su reclamación. Como no le ayuda la edad. Lo de Neymar me parece un farol de Florentino, pero lo que sí empieza a parecerme verosímil es que el próximo septiembre Cristiano ya no esté en el Madrid.