La ‘pequeña sociedad’ Messi-Jordi Alba
Hace ya bastantes años leí en El Gráfico un trabajo de Menotti titulado: ‘Pequeñas sociedades hacen grandes equipos’. En él reflexionaba sobre el buen efecto que tenía para cualquier equipo que dos de sus jugadores se entendieran particularmente, que formaran una ‘pequeña sociedad’ que agigantaba sus rendimientos. Ponía varios ejemplos, entre ellos el de Pelé y Coutinho, cuyas paredes (‘tabelinhas’ en Brasil) fueron de una rara perfección. Leyéndole, recordé las dos alas izquierda madrileñas de mi infancia, Rial- Gento (aquel supo aprovechar la velocidad de este) y Peiró-Collar, que alcanzó denominación de origen: ‘El ala infernal’.
Hace tiempo que disfrutamos aquí de una ‘pequeña sociedad’ de efectos descomunales: Messi-Jordi Alba. Es llamativo cómo se encuentran. Messi atrae la atención de muchos y en el momento menos esperado abre a la izquierda, por donde aparece Jordi Alba como un rayo. Se sabe que puede pasar, que pasa mucho, todos los entrenadores y jugadores rivales lo saben, pero no lo pueden impedir. A veces remata directamente Jordi Alba, de cabeza, o con el pie; otras devuelve a Messi, que mientras todos corren como locos a cerrar la brecha se acerca con una lentitud sabia que le desmarca, y entonces el que hace gol es él.
Cada vez pasa más. El porcentaje de goles, tiros al poste o ‘¡huyyys....! que el Barça crea por este medio aumenta de mes a mes. La última prueba la tuvimos anteanoche, en el Barça-Celta, resuelto por la vía rápida por la ‘pequeña sociedad’. La jugada la aprovecha incluso la Selección, donde Silva ha encontrado y varias veces, al modo Messi, el resquicio para colocar a Jordi Alba mano a mano ante el gol. Para el lateral, un brioso y acertado jugador desde que apareció, esta jugada le ha hecho multiplicar su prestigio, como socio predilecto que es de Messi. Para éste, la ‘pequeña sociedad’ es un certificado más de la excelencia máxima de su juego.