La Vuelta a España combate su tristeza
La grandeza del Tour es tal, que su campeón se prestigia al ganarlo. El Giro y la Vuelta también tienen grandeza, pero en este caso son muchas veces sus campeones los que prestigian su palmarés. El Giro y la Vuelta necesitan nombres ilustres. En este sentido, la ronda española camina un paso por delante que su colega italiana, porque su colocación en el calendario después del Tour anima a los ciclistas al doblete. Chris Froome ha sido especialmente insistente, hasta que por fin ganó este año su anhelada Vuelta. Ese triunfo está ahora en cuestión por la doble dosis de salbutamol, lo que tiene tristes a Javier Guillén y a su equipo. A Froome es fácil cogerle cariño. No sabemos qué pasará con él, aunque lo normal es que sea sancionado y pierda la Vuelta, que heredaría Vincenzo Nibali, otro habitual en España.
Tampoco sabemos si la suspensión será tan corta que le permita correr el Giro, como es la intención del Sky. En Italia también andan inquietos y expectantes. Mientras se resuelven estos enigmas, las grandes presentan sus recorridos de 2018. Falta la Vuelta, que lo hará el 13 de enero. Hoy les mostramos un dibujo que mantiene la personalidad de la carrera: nueve metas en alto, llegadas inéditas como Les Praeres (el Día de Asturias, por cierto) y Monte Oiz, otras clásicas como los Lagos de Covadonga, otras que repiten como La Covatilla y La Camperona, una crono urbana de apertura en Málaga, otra de más de 30 kilómetros en la semana final, trampas a diario, kilometrajes cortos y un etapón en la penúltima jornada en Andorra. Igual que el Giro, la Vuelta impone su sello en sus trazados. Por si fallan los nombres.