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La BC (Bale+Cristiano) al rescate

Una pesadilla. Cuando un tal Boussoufa metió lo que parecía el 2-0 para el Al Jazira, se me vino el mundo encima. Por un instante asaltaron en mi cabeza imágenes tenebrosas, vacaciones de Navidad plagadas de choteo y pitorreo de mis cuñados (uno es del Atleti y el otro es el graciosillo de turno para este tipo de dramas pasajeros), compañeros de profesión con sangre azulgrana regodeándose en la desgracia, recordatorios del alcorconazo en versión árabe, los oportunistas recordando que el Balón de Oro y el The Best de Cristiano no le daban a mi ídolo como para ganarle al Al Jazira... Vamos, que por unos segundos maldije la existencia de este Mundial de Clubes en formato universal. Antes, sólo jugaban a partido único el campeón de la Copa de Europa con el campeón de la Copa Libertadores y eso garantizaba rivales de alcurnia (Peñarol, Boca, River Plate, Vasco de Gama, Corinthians...). Pero en esos instantes de zozobra emocional y úlcera sangrante en mi blanco corazón irrumpió el invento salvador. El VAR, con v. La pantallita demostraba que, por medio palmo, Boussoufa (ojo, el marroquí jugó en las canteras de Ajax y Chelsea, y pasó por las filas del Anderlecht junto a Lukaku en punta) estaba en fuera de juego. Jamás he celebrado más un orsay. Lo era, pero sin el VAR el brasileño Ricci habría dado gol y el muro levantado por los árabes con el gol previo de Romarinho se habría convertido en un rascacielos como el Burj Khalifa, de más de 800 metros y situado cerca de aquí, en Dubai. 

Grandioso Ali. El portero del Al Jazira tiene nombre de leyenda del deporte: Ali. Apellidado Khaseif. 30 años. Chaparrete. Un poco boliche. Nada que ver con el perfil de atletas tipo Neuer, Oblak o Ter Stegen. Pero el tipo debía estar blindado por los dioses y durante media hora lo paró todo. Todo es todo. A bocajarro, cañonazos afilados al palo, cabezazos picados... Nada podía con él. Ali volaba y las sacaba, a veces con las palmas abiertas o desviando de forma grotesca contra su propio larguero. Pero puso el candado y angustió a un Madrid que empezó bien, enchufado y con ganas de evitar precisamente lo que luego ocurrió. Sólo una lesión de Ali podría aliviarle a los delanteros de ZZ de este inesperado suplicio (al que se unió el gol anulado a Casemiro que en mi opinión era legal). Y así fue. En una de sus múltiples intervenciones se lastimó un muslo. Ali no pudo más y pidió el cambio. Al Senaani ya no fue igual. Cristiano ‘Always’ metió su gol de costumbre (ya es pichichi histórico del torneo con seis tantos) y Bale el 2-1 de gracia. Al Senaani fue humano. Le tumbó la BC (Bale&Cristiano).

Salvador Gareth. Como no soy precisamente el presidente de su club de fans, puedo decir sin tapujos que el galés me está ganando con sus esporádicas apariciones. Deslumbró en Dortmund el día que se lesionó en septiembre (golazo y asistencia), nos salvó el día del Fuenlabrada con su media hora determinante (participó en los dos goles de Borja Mayoral) y ante el Al Jazira marcó el 2-1 que vale una final en el primer balón que tocó. Y luego hizo una espectacular tijera de Oliver y Benji que no fue gol por poco. Welcome back Gareth!

Va por ellos. Me alegra el sufrido triunfo por los 800 que viajaron hasta Abu Dhabi y por Francisco Ortúñez (84 años de madridismo puro), Manolo Jiménez (socio 1.058 del Madrid y fiel a la causa desde que su padre le sacó el carné hace 62 años) y la peña de Villacarrillo (Jaén). Esta buena gente se merece el título. ¡A por el Gremio!