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Islandia: milagro basado en trabajo

Rumbo a Rusia. Fascinado con la clasificación de Islandia para el Mundial. El planeta futbolístico se afana en cazar la pócima mágica que explique este éxito. Algunos factores son muy sorprendentes. El 7,5% de la población juega al fútbol de manera federada, unos 25.000. Es realmente una barbaridad. En España a duras penas alcanza el 2%. En cada esquina un campo de fútbol indoor, las temperaturas en invierno son muy bajas y las horas de luz se cuentan con los dedos de una mano, allí mejoran la técnica. El fútbol como método complementario educativo, sus formadores apuestan por empezar a entrenar con niños y niñas de cuatro y cinco años al menos dos veces por semana. No excluyen, todos tienen su oportunidad. Entrenadores y profesores. Puede que milagro, pero basado en trabajo.

Robben lo deja. Minuto 61, Sneijder mete una pelota filtrada, Piqué y Capdevila corren pero no alcanzarán al zurdo holandés, mira al portero que ya vence a su lado izquierdo, cree haberlo engañado pero Casillas milagrosamente desvía con el pie derecho. Arjen Robben lamentará siempre esa acción, ha marcado su carrera y la historia de un país gafado en las grandes citas mundialistas. Esta semana dijo adiós a la Oranje. Un gran futbolista, sin lesiones, uno de los mejores de la última década.

El paraguas de la FIFA. Hay cosas difícilmente pasables en pleno siglo XXI. José Antonio Camacho, seleccionador de Gabón, denunció intoxicación masiva de sus futbolistas en el partido ante Marruecos, al parecer por un zumo de naranja en el hotel. En Uganda, la selección de Ghana se jugó el Mundial y las rodillas en un verde en estado impracticable, de remate les quitaron un gol señalado como fuera de juego. Panamá se clasificó por primera vez para la Copa del Mundo gracias a un gol que no entró ni de lejos. La lista sigue. En las eliminatorias lejos del foco pasa de todo, menos mal que para 2026 se proyecta un Mundial con 48 selecciones... Lo que faltaba.

Siria. Solo un gol del australiano Cahill en la segunda parte de la prórroga les privó de pelear con Honduras por un billete directo al Mundial de Rusia 2018. Un país que acumula seis años de guerra, más de 300.000 muertos, cinco millones de personas huyeron, otros seis millones vagan de un lugar a otro del país con la única esperanza de vivir un día más. Pelearon hasta el final, por una vez al menos era deporte.