La incansable Mireia Belmonte

Mireia Belmonte ya tiene la colección de oros completada. Este verano, en los Mundiales de Budapest, logró la última que le faltaba. Objetivo cumplido. Cuando Mireia se marca un desafío, difícilmente se le escapa. A su talento natural hay que añadir algo mucho más importante: el trabajo y la ambición. “Mireia no se toma años sabáticos”, nos dijo Fernando Carpena, el presidente de la RFEN, hace unos meses en un encuentro con AS. Ahí está el secreto. Con su palmarés y con las principales metas ya cubiertas, la badalonesa podría haber ralentizado el ritmo competitivo y haber ahorrado energías, que no le vendrán mal para retos futuros. Pero entonces no sería Mireia Belmonte. Si ha alcanzado su actual dimensión de campeona es por su carácter incansable. Sin sacrificio y sin tesón no hay éxito.

Y esa dimensión es que estamos, muy posiblemente, ante la mejor deportista española de la historia. Tras los Mundiales no paró, sino que participó en la Copa del Mundo y hasta se permitió el lujo de batir el récord de 400 estilos. Un mes después, a mediados de septiembre, ya estaba otra vez al tajo en el CAR de Sierra Nevada. Infatigable. Alberto Martínez nos cuenta en un reportaje su hoja de ruta hasta su próxima gran meta: los Europeos de Glasgow, en agosto de 2018. Eso incluye competiciones y concentraciones en Japón, Singapur, Dinamarca, Francia, España... Y ¡a 3.600 metros! de altitud en Bolivia. Porque ese es otro rasgo diferenciador de Mireia: además de su disposición al trabajo, está abierta a probar nuevas fórmulas con Fred Vergnoux para arañar esas milésimas que conducen a la gloria.