Si el Bernabéu se vuelve contra Bale...

El Bernabéu se volvió contra Bale. Hasta hace nada, Florentino decía, o lo hacía decir en su nombre, que los que se metían con Bale era porque se querían meter con él. Ya no lo dice tanto. Los que se meten con Bale ya son demasiados para que le convenga dar esa explicación. Los que se meten con Bale lo hacen en función de su escaso rendimiento, que va parejo con el poco entusiasmo que muestra por encontrarse, porque sí, en propiedad de una plaza en la delantera del Real Madrid. Actúa como si la tuviera por derecho propio, por herencia. Nunca parece pensar que cada vez que juega deja fuera a Lucas Vázquez. ¡O a Asensio!

Bale vino al Madrid sin hacer falta, como ocurrencia ‘marquetiniana’ de Florentino, que caviló que sería el siguiente Balón de Oro, una vez que Cristiano y Messi declinaran. Fue un fichaje que no mejoraba al equipo, hubo que abrirle sitio a martillazos, y ahí seguimos. Conato de gran futbolista, con dotes de decatleta, zurda imponente y un cabeceo impecable. Pero le falta un puntito para ser atacante indispensable en un ámbito de superior calidad, como el Madrid. Lo puede ser en Gales, no en el Madrid. En el Madrid se queda en un elemento periférico, que combina poco, remata algo y ¡ay! se descuida de lo que pasa atrás.

Por su precio, por la curiosidad y por el poderío equino que mostró hasta que la protrusión de espalda mortificó sus sóleos, fue aceptado con esperanza. Esa confianza en sus cualidades costó primero la salida de Di María y luego la de Ancelotti. Pero ahora que lo que está en cuestión es si Asensio o él, ahora que pasado el tiempo va siendo día a día evidente que goza de unos privilegios que no justifica sobre el campo, la gente se vuelve contra él. Como Benzema, tiene un cartel de enchufado que le coloca en mal lugar. Benzema, al menos, tiene una sutileza entre líneas que le cubre cuando Cristiano está y mete los goles. Pero Bale...