El fútbol sí paga impuestos
La Asociación de Periodistas Deportivos de Madrid tuvo la buena idea de convocar una jornada de debate sobre el fútbol y Hacienda. Desfilaron ocho especialistas de alto rango, en dos mesas redondas que nos encomendaron moderar al director de Marca y a mí. En otra zona del periódico tienen un buen desarrollo sobre el asunto. Por mi parte, saqué la idea de que el fútbol se ha sentido colocado bajo grave sospecha, sin culpa o con poca culpa. No más de la que se podría encontrar en cualquier otro sector de la sociedad. Y se siente víctima de unos cambios de criterio de aplicación retroactiva que han puesto en un grito a muchos futbolistas.
Clemente Villaverde, gerente del Atlético y vicepresidente de LaLiga, recordó algo que olvidamos con frecuencia: los clubes ahora están perfectamente autorregulados. No gastan en fichajes más de lo que tienen. No hay sector con contabilidad más limpia. Y su retraso con Hacienda, que llegó a ser del orden de 700 millones, se ha rebajado a 140 y estará liquidado en 2020. Julio Senn, que lleva el proceso de inspección de Cristiano, aclaró que en el curso pasado el fútbol profesional pagó 1.200 millones sobre un total de 3.400 de ingresos, una carga del 34%. No se puede juzgar mal al fútbol por unos cuantos casos.
Casos notorios, claro. El de Messi y el de Cristiano, sobre todo. Y algunos más. Pero muchos otros han aceptado actas de conformidad y han resuelto así problemas en buena parte creados por un cambio de criterio en los derechos de imagen y en el pago a los agentes. Enrique Bacigalupo insistió en que hay una inseguridad jurídica que pone al jugador y a sus asesores en dificultades. La conclusión final sería que se hace imprescindible regular con firmeza y claridad las zonas borrosas, para que cada cual tenga a qué atenerse. Pero mientras eso llega, se crea el cliché fácil de que el fútbol no paga, y sus superfiguras menos todavía. Y esa no es la foto real.